Como fue escrito por William Shakespeare en el soliloquio de "Hamlet": "Ser o no ser..." Debería ser analizado por todas aquellas personas vanidosas que dicen ser anti machistas o ser feministas, en ambos casos son cosas totalmente diferentes pero que llevan consigo algo muy parecido. Lo mismo pero diferente, o como vulgarmente se dice: "La misma puerca pero revolcada". Pero más adelante les detallaré al respecto de estas peculiaridades, ahora bien: ¿Qué es lo que somos y lo que no somos?
Pues bien, a nivel contexto de México, somos una sociedad llena de hipocresías, claro, palabra fuerte, sin embargo; no existe palabra que pueda definir mejor la situación en dicho tema. Empecemos desmenuzando la raíz del problema. No existe sádico sin un masoquista, no existe víctima sin un victimario, no existe feminismo sin machismo. Todos estos matices en los aspectos que propiciamos como sociedad con enormes diferencias.
Si bien en la vida cotidiana frecuentemente escuchamos frases como: “Corres como niña”, “Vieja el ultimo”, “Gritas como vieja” y la peor de todas “Deja eso, eso es de viejas”. Este tipo de frases nos limitan a un estereotipo y no permiten hacernos visibles por nuestras capacidades y derechos. ¿Alguna suena familiar? Cierto, estas son constantemente mencionadas dentro de las familias del contexto mexicano y en algunos otros países de América latina de habla hispana, no tengo del todo claro si en otros países también lo hagan, sin embargo y al ver que en todo el mundo este tema causa estrago podemos hacer la deducción que si sucede o al menos algo parecido a los que mencionaremos más adelante.
Retomando la parte de la familia: Las madres son las encargadas de generar la mayor parte de desarrollo del individuo, y no haciendo mención de esto como una expresión machista, sino más bien desde el ámbito biológico es que generamos esta aseveración. De hecho en el 99.9% de las especies animales es que sucede ¿Por qué esto debería generar revuelo? Pues por lo siguiente: Debido a que es de la madre que el nuevo miembro de la vida terrenal genera sus aprendizajes de comportamiento. ¡Ho! ¡Sorpresa! El comportamiento incluye la forma en la que interactuará con sus iguales. ¡Y seguimos si hablar de género! , seguimos hablando de un aspecto neutro.
Entonces ¿En dónde radica el problema? Sencillo, no le demos más vueltas al asunto cuando es tan sencillo: Hipocresía, humanos hipócritas, tanto hombres como mujeres propiciamos y favorecemos nuestro propio martirio, somos víctimas y victimarios por nuestras propias palabras, pensamientos y actos, es tan sencillo entender que a nivel especie: Todos somos igual, que no hay más que complicamos nuestra propia existencia.
¿Por qué los hombres deben estar sujetos al estereotipo de que no deben llorar? ¿Por qué las mujeres deben estar sujetas al estereotipo de que deben ser las amas de casa? Si, es verdad que anteriormente mencione que las mujeres son quienes se encargan de la mayor parte de desarrollo, sin embargo el tema de la educación es otro muy diferente, a ese guisado le damos sabor entre todos los que formamos parte de la “Maldita sociedad”: ¿Qué porque maldita? Sencillo: Es la que se ha encargado de retorcer todo lo bueno que a nivel personal se puede aportar, todo lo que un hombre y una mujer pueden hacer, que por que es padre soltero es mal visto, que por que es madre soltera es mal visto, que por que es niño y lava y plancha es “marica” que por que es niña y le gustan las actividades rudas es “machorra”. Total que para todo tenemos etiquetas.
Ahora bien dejemos las etiquetas de lado y pasemos a un dato interesante: En los últimos 10 años la violencia de género contra el hombre ha ido en incremento: 2 de cada 3 hombres alguna vez en su vida ha sido acusado de generar un acto en contra de una mujer de manera falsa. ¿Realmente los hombres tenemos la culpa todo el tiempo? Si es verdad que en países como México se lo ha ganado a pulso el género masculino, sin embargo. También el hombre ha tenido que callar cuando sufre de violencia de género por vergüenza o pena de ser señalado por que en su entorno social la crítica puede ser mucho muy gravosa:
Desde el ceno familiar y personas muy allegadas con frases como: “Mandilón”, “Huy tu vieja te pega”, entre otras que llega a ser muy vulgares. Sin embargo; el punto es que se ha programado la mente del hombre para reprimir sus emociones y lo que le acontece a nivel socioemocional. Hagamos un examen de conciencia los hombres ¿Cuándo fue la última vez que hablaste abiertamente de tus emociones?
Una de las tantas alternativas que se pudiesen aplicar es que se nos permitiese a los hombres abrirnos emocionalmente desde pequeños, sin embargo esto no ocurre aun en la actualidad: “Aguántate como los machos” Valla, con frases así sí que nos motivamos a hablar de temas que tan solo tal vez, si desde aquella vez que te tropezaste, te dolió y lloraste o tal vez la ruptura con ese primer amor tu madre no te escuchó y te hizo esta declarativa rematando con: “Los hombres no deben de llorar”.
Hagamos un planteamiento hipotético: Si los hombres fueran educados en un entorno y en un ceno familiar en donde se le permitiera abrirse en cuestiones socioemocionales, entonces: Se reducirían de manera drástica la violencia de género.
Ahora bien, la finalidad no es echarle totalmente la culpa al género femenino o tampoco hacer victima al género masculino, si no simplemente hacer mención de todas estas irregularidades que no se toman en cuenta y que se propician. Y es que sin importar lo que se diga siempre se tergiversa la información y más aun cuando aparecen grupos que desean la supremacía sobre otros como si se tratase de que todo el tiempo debiera haber supremacía y subyugados, como si del mismo nazismo se tratara. Sin embargo ni hombres ni mujeres estamos por encima de nadie, no somos iguales pero si somos parte de la misma especie y somos complemento uno del otro, debemos entender que lo que debe de haber entre ambas partes es una simbiosis basada en la equidad: Ni más, ni menos.
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